ETIQUETAS LIMPIAS Y SIMPLES
ETIQUETAS LIMPIAS
Los consumidores se encuentran preocupados por sus alimentos, y cuando les preguntan, ellos les dirán que prefieren alimentos simples y de etiquetas limpias.
Esto puede parecer como una mala noticia para los fabricantes de ingredientes y empresas procesadoras de alimentos y bebidas, pues ellos pueden tener etiquetas limpias, pero no necesariamente simples.
“Simplificar” una receta mientras se mantiene la calidad de los procesos, el tiempo de vida de los productos y los sistemas de empaque no tiene una respuesta sencilla.
Aunque muchos de los alimentos consumidos en sociedades urbanas y desarrolladas sean “procesados” de alguna forma, pueden existir preguntas que no podrán ser respondidas sin que exista un cambio importante en hábitos de los consumidores y en los procesos de manufactura.
Pero todo esto dependerá en lo que significa para las personas e “etiquetas limpias y simples” y para esto no hay una categorización sencilla.
MATERNIDAD SIMPLE Y PIE DE MANZANA (LIMPIO)
Las compañías de alimentos suelen hacer investigaciones que demuestran que lo que estan haciendo es socialmente responsable y “correcto”. Conocer las necesidades de los consumidores, especialmente si esto es visto para entregar beneficios sociales y saludables, debe de ser correcto.
Esto guía a artículos como “Ingredients Communications”, investigación que ha encontrado que “el 71% de los consumidores (Europa, Norte América y Asia) pagarían un precio mayor por alimentos y bebidas hechas con ingredientes que reconoce y confían, e incluso el 18% decía que podría pagar hasta 75% más por esos productors.”1
Pero como dice el dicho “Les toca decir eso”. Todo esto quiere decir que muchas personas dicen cosas que no siempre ponen en práctica.
Traten de posicionar esto a la pregunta opuesta: si hubiera alimentos que fueran hechos con ingredientes que no reconocen, pero más baratos, ¿Los comprarían?
La respuesta a eso en la vida real es “sí” porque lo hacen. Conseguir que cualquier consumidor pague un precio más alto por un alimento es extremadamente difícil, como demuestra el problema de persuadir a los consumidores convencionales de comprar productos orgánicos.
Los consumidores aspiran a “etiquetas limpias y simples” pero esto no es necesariamente una oportunidad de negocios. Sin embargo, puede formar parte del contrato social que conlleva a la “licencia para operar” para las industrias de alimentos: las acciones que uno realiza aun cuando no hay un beneficio de negocio directo.
DEPENDE DE QUÉ QUIEREN DECIR CON “ETIQUETAS LIMPIAS”
¿Qué quieren decir los consumidores con “etiquetas limpias”? Un estudio publicado en enero del 2019 encontró que son mucho más sensibles a lo que se conoce como “tipos de comida” que a los ingredientes de forma aislada:2
“Noventa consumidores participaron en un proyecto de mapeo en Dinamarca… en el diseño de la encuesta, tres grupos de consumidores tenían que separar los ingredientes de cuatro productos (helado sin lácteos, dulces vegetarianos, salchichas basadas en plantas y bebidas proteicas). En cada grupo de productos se presentaron como sostenible, saludable o basados en plantas. Los resultados demostraron que los consumidores categorizaban los ingredientes en primer y segundo lugar en ‘objetivo del tipo de ingrediente’ o su ‘función’ y en tercer lugar la evaluación individual objetiva de su valor.”
“Investigaciones confirmaron que los consumidores perciben los ingredientes conforme a ‘conocido como naturalmente bueno’ vs. cualquier otra categoría.
En un estudio recientemente publicado en “comidas ultra procesadas” emprendido por el NIH (National Institutes of Healthy) de Estados Unidos, investigaciones incluyeron que “Las personas que comían comidas ultra procesadas estaban ingiriendo más calorías y ganando más peso que cuando comían una dieta con la mínima cantidad de alimentos procesados, según los resultados del estudio del NIH. La diferencia ocurría aun cuando los voluntarios en ambas dietas la ‘ultra procesada’ y la que tenía ‘mínimos alimentos procesados’ ingerían la misma cantidad de calorías y macronutrientes. Los resultados fueron publicados en Cell Metabolism.3
Hay argumentos científicos sobre la definición de ‘alimentos ultra procesados’ pero el investigador principal Dr. Kevin Hall lo comparo como “pornografía, es difícil de definir, pero lo entiendes una vez que lo miras”.4
Las señales de peligro incluyen:
• Ingredientes que no puedes pronunciar
• Más de 5 ingredientes listados en el paquete
• Cualquier cosa que tu abuela no puede reconocer como comida.5
Lo cual es como muchas personas categorizan las ‘etiquetas limpias’.
• Esto no es ‘ciencia’ es heurística. Si no es ciencias, no puede ser juzgado por estándares científicos, es decir, los argumentos científicos no tendrán un efecto en los consumidores.
• Esto no es sobre toxicidad: los consumidores asumen que los ingredientes no los envenenaran automáticamente.
• Esto es sobre el fracaso de la industria, porque siguen apareciendo malas historias sobre contaminación, o nuevas evidencias sobre la exposición a largo plazo, o conexiones a problemas no digestivos como el autismo, trastorno por déficit de atención o alergias severas.
Esto es sobre evitar las “cosas malas” y sin embargo, “limpiar” una larga lista de ingredientes puede hacer más difícil detectar las “cosas malas”.
George Orwell, cuando escribió ‘Animal Farm’, creo un slogan para su dictador de cerdos para que le diga al resto de los animales: “Dos patas malo, cuatro patas bueno”. En el ambiente apresurado y distraído de las tiendas de descuento o en la vista de una lista de productos online, los consumidores estan buscando señales de “cuatro patas buenos”, mas no un debate en cual de muchos ingredientes concuerdan o no con las necesidades personales nutricionales.
“ETIQUETAS Y PRODUCTOS LIMPIOS”: ¿QUIEN LO DICE?
El alto perfil de “etiquetas limpias” ha conllevado a la proliferación de pruebas y grupos de presión, de los cuales algunos son simpáticos con los alimentos de mercado masivo, pero muchos se ven a ellos mismo como desafiantes.
Por ejemplo, el ‘Clean Label Project’ es dirigido por una organización analítica externa, que revela el contenido de productos populares de EEUU, clasificado para 130 contaminantes y toxinas ambientales.6
La organización es sin fines de lucro, liderada por Jackie Bowen, quien previamente tuvo experiencia en World Health Organization Collaborating Centre, NSF International: Gerente General en Assurance International, el certificador orgánico más grande de USDA; y el director de NSF de la división internacional de consumidores verificados se concentró en darle al mercado ofertas de certificaciones incluyendo proyectos Non-GMO y certificaciones Gluten-Free, y el director de NSF de Agricultura concentrándose en la seguridad de alimentos de granja. También existe una junta consultiva médica.
Los cuerpos de las industrias alimenticias no se han comprometido por sí mismo a definiciones o protocolos para ‘etiquetas limpias’, y eso es una área complicada. Ingredientes que eran permitidos una semana pueden tener malas reseñas la siguiente: dióxido de titanio, y en junio 2019, añadieron fosfatos, que han pasado de neutrales a ‘malos’. 7
LEGISLACIÓN ACTUAL Y PRÁCTICA
No hay designación legal o recomendación de “etiquetas limpias”; esta es completamente una descripción de marketing, usada por fabricantes y algunos periodistas. Como no hay definición, los fabricantes pueden referirse a diferentes términos con la palabra “limpia”.
Otras marcas pueden ser usadas como un reemplazo para “limpio”: en Europa, marcas orgánicas o marcas como UTZ o Fair Trade pueden ser usadas como un reemplazo de “limpio”. En Estados Unidos, marcas kosher son normalmente vistas como una representación de “puro”. Alimentos veganos y vegetarianos y fórmulas de “libres de” suelen tener el beneficio de tener una reputación de ser “limpias”.
La limpieza puede referirse a la calidad de los alimentos; o puede ser una idea “moral”. No importa que tan cuidoso sea su fabricación y que tan “limpio” sea, nunca abra salchichas de cerdo kosher o veganas.
2. DICIENDOLE A LAS PERSONAS SOBRE LA COMIDA SALUDABLE
FIC (trade association International Food Information Council) y la AHA (American Heart Association) han emprendido investigaciones en Estados Unidos, publicados en enero 2019, los cuales muestran que los consumidores reclaman que quieren opciones “saludables”- 43% que siempre están buscando por una “opción saludable” – pero solo el 28% dijo que eran “fáciles” de encontrar. 8
Un símbolo universal de “saludable” fue sugerido. Esto fuera “simple” – solo un símbolo para buscar todo – pero como la mayoría de las personas de la industria de alimentos reconocerá, esto crea un problema incluso mayor.
No hay ningún acuerdo sobre algún parámetro de lo que “saludable” puede ser. La historia previa de identificar productos “buenos” o “malos” llevo a dar malos consejos sobre colesterol dietético, balance de proteína, y las “pirámides alimenticias” donde por coincidencia son promovidas por la industria de granos y azucares de Estado Unidos.
Mientras que la mitad de los consumidores pueden sentir que deberían leer las etiquetas y dar credibilidad a marcas como el símbolo de la AHA Heart Check, esto no aparece en modelos dietéticos. Sin embargo, aunque la información esté disponible, no está siendo usada.
“Decirle” a las personas lo que deberían hacer no es nada efectivo. Si lo fueran no existiría adulterio, abuso de drogas o enfermedades de transmisión sexual. Y como hemos visto, “simple” o incluso “limpio” no significa necesariamente “saludable”.
ACTITUDES DEL CONSUMIDOR
Los consumidores asumen que su alimento es “limpio” – que es normalmente segura. Algunos consumidores están más preocupados por la lista de los ingredientes y si es que los entienden en comparación a otros consumidores. Todos coinciden que “más” información es mejor que “menos”, aunque la forma en que aparece el “más”, no es siempre comprensible.
Algunos simplemente confían en que los alimentos han sido probados en un proceso que significa que si es que están en grandes supermercados son “seguros”. Otros, especialmente si sufren de alguna condición especifica o tienen moral o algún requerimiento religioso, van a revisar las etiquetas, pero no necesariamente en aquellos productos que son comprados con más frecuencia (si ya lo leyeron la primera vez que lo compraron, ¿porque lo harían otra vez?).
El problema es:
Mientras que términos como “azúcares”, “azúcares añadidos” y otros adjetivos tienen significados muy específicos para los legisladores y las compañías en la industria alimenticia, estos no están tan claros para el en público general.
Las etiquetas deben de comunicar a los consumidores, no solo a otros participantes de la industria de alimentos. Una revisión reciente de un estudio para Australia y Nueva Zelanda por FSANZ encontró que, en muchos estudios internacionales, “Los consumidores están preocupados por el contenido de azúcar en sus alimentos. Ellos creen que el consumo de azúcar está asociado con resultados negativos en la salud, como ganar peso”.9
También “Los consumidores no entienden que significa ‘azúcares añadidos’”. Cuando les preguntan, los consumidores reaccionan negativamente hacia los azúcares añadidos. Sin embargo, no son capaces de clasificar azúcares como “naturales” o “añadidos”. Esto parece estar relacionado a las asociaciones de los consumidores entre los tipos de azúcar y como perciben su nivel de refinamiento. Azúcares como la miel son consideradas como menos refinadas, y por eso más natural y no “añadidos”.
El estudio también señala que “investigadores internacionales sugieren que los consumidores en general no son capaces de utilizar información abstracta como los gramos de azúcar señaladas en las etiquetas para la evaluación si el nivel de azúcar es alto o bajo.”
Un estudio publicado en “STAT” en febrero 2019 agrupó las investigaciones de 60 estudios incluyendo 111 intervenciones que probaban alimentos con y sin etiquetas. Había 2 millones de observaciones de las compras de personas alrededor de 11 países. “Así como nosotros y otros colegas recientemente reportaron que en el American Journal of Preventive Medicine, que las etiquetas de alimentos tenían ciertos efectos en las decisiones de los consumidores: Los consumidores redujeron el 6.6% de consumo de calorías, el 10.6% de la grasa total y 13% a otras opciones no saludables. Ellos también incrementaron el consumo de vegetales en un 13,5%. Sin embargo, había poca evidencia, que las etiquetas de los alimentos afectarían al consumo total de carbohidratos, proteínas, grasa saturada, o sodio, ni tampoco a una influencia en el consumo de frutas, harinas integrales, u otras opciones saludables.10
Para las compañías de alimentos, las etiquetas obligatorias pueden estar proyectando información que no tiene un impacto práctico: “Aunque las etiquetas parecen tener un pequeño efecto en las calorías totales de los alimentos o en la cantidad de grasa saturada, fibra nutricional, u otros componentes saludables o no saludables, sin embargo muy pocos estudios se han dedicado a estudiar estos puntos finales.11
“Para los consumidores, parecen funcionar mejor con mediciones simples como calorías, grasas totales y otros productos categorizados como ´poco saludables´, pero no con objetivos de nutrientes más complejos.12
Y existe otra pregunta. Aun, si logran que las personas se cambien según convenciones de salud actuales, esto puede no tener un impacto real en la salud: “las etiquetas tal vez pudieran ayudar con reducir el consumo de grasas totales, pero se ha demostradas con otros estudios que reducir este consumo solo tiene un pequeño beneficio en la salud, especialmente cuando los consumidores eliminan las grasas saludables y las reemplazan con carbohidratos refinados.13
3. ¿ADELANTANDOSE AL MERCADO?
Compañías han ido detrás del concepto de “limpio” porque es potencialmente una forma simple de distinguir un producto o una marca y su posición: ¿y quién no quisiera ser “limpio”? Si preguntan, los consumidores te dirán que “limpio” es mejor…
Y ahí está el problema. Para tener una lectura del mercado, las alternativas presentadas deberían ser equivalentes o como mínimo no sesgado.
La alternativa a un “producto sin preservantes químicos” es en actualmente:
• “un producto que sin preservantes dure tres días en un refrigerados” comparado a
• “un producto con aditivos, que dure diez días”,
• O “un productor con preservantes naturales”
• O “un producto con preservantes de origen naturales que incluyen ingredientes menos deseables (como la sal).”
Si existiera una respuesta fácil, la estuviéramos usando ahora.
• La alternativa de un “productos sin saborizantes añadidos” puede ser un producto que sabe más “fresco”.
• Un producto con preservantes, para reducir perdida en la producción y tener una mayor vida en percha, puede significar que sería más barato. ¿Cuánto estuvieran preparados los consumidores por pagar por algo sin preservantes? ¿Estarán conscientes de cuando dura lo que compran en sus alacenas?
Mientras que “limpio” es un concepto simple desde un punto de vista, ya una vez dentro de formulaciones, se transforma en algo mucho más complicado. Generalmente, mientras más una fuente es restringida -por añadir parámetros que reducen las opciones disponibles- el costo crece:
• ¿existe una proteína de soya “limpia”?
• ¿Dónde “sostenible” incluye “limpio”?
• ¿Es GM “limpio”?
• Ingredientes de proteína de soya son altamente procesados, pero ¿si es de origen vegetal lo balancea?
• ¿algo de esto es importante para los consumidores existentes?
• ¿qué pasa con los nuevos?
• ¿pueden sus productos resistir los costos que causarían restringir las fuentes de ingredientes?
LIMPIO Y SIMPLE NO SIGNICA QUE NO ESTE LIBRE DE RIESGOS
Puede haber algunos aditivos en las fórmulas que están ahí por razones históricas, o no se han revisado recientemente, pero algunas están ahí ninguna razón. Los ingredientes cuestan dinero.
Algunos ingredientes son sacados por los cambios realizados en las regulaciones: sal, azucares añadidos, cochinilla basada en carmín, y más recientemente, dióxido de titanio.14 Pero en todos los casos, este cambio ha seguido presión de cuerpos médicos, reguladores de alimentos como la FDA y EFSA, y alimentos transnacionales, cuerpos de salud y agricultura como WHO o FAO. No ha habido una campaña para el consumidor en contra de la cochinilla basada en carmín, que ha sido usada por siglos, pero si ha habido campañas para los consumidores en contra los colorantes de comida “Southampton Six”, cinco de ellos aún son legales y ampliamente utilizados.
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Autor:
Innova Market Insights